FANTASÍAS AGRESIVAS EN LAS ETAPAS DEL DESARROLLO PSICOSEXUAL.
En la etapa
oral, desde su nacimiento hasta el destete, el mordisco es una manifestación
agresiva por no poder succionar, razón por la cual el destete se debe iniciar
antes de la dentición, en la dentición el niño puede morder comida sólida sin
prohibiciones. En esta etapa el niño se encuentra totalmente desamparado y
depende en su totalidad de su madre, se constituye el vínculo madre e hijo, el
llanto es el lenguaje que el bebé utiliza para satisfacer sus necesidades,
cuando la madre se aleja del niño, la reclama
por medio de llanto y de irritabilidad. Los objetos de juego que se le acercan,
el peluche y el sonajero u otro juguete que permitan crear un espacio
intermedio entre el bebé y la madre, el niño no los acepta porque tiene rabia
por la ausencia de la madre que no llega. Estos objetos son maltratados y con
tendencia a destruirlos (lívido y agresión). Así el niño expresa su
ambivalencia afectiva.
El niño
siente placer cuando es higienizado por su madre y cuando no tiene esta
satisfacción expresa su desagrado no controlando esfínteres.
Para el
control de esfínteres requiere que el niño renuncie a jugar con sus excrementos
y renuncie hacer sus necesidades en cualquier sitio y a cualquier hora, en este
momento prima la ambivalencia del amor y
el odio. Ama a su madre cuando está cerca supliendo sus necesidades y la odia
cuando se aleja y sus reacciones agresivas son dirigidas a los muñecos y a los
animales, a quienes acaricia o destruye.
La expulsión
de los excrementos produce emociones contradictorias, por un lado quiere
complacer a su madre con ellos y tiene placer por la suciedad y el desorden,
tiene dominio al obligar a su madre a higienizarlo, que al sentir el tacto erótico en sus
genitales está complacido. El constiparse expresa la negación a satisfacer los
deseos de que lo higienicen obteniendo
dominio sobre su madre al oponerse al deseo de la madre por asearlo. Con esta
aptitud muestra también su ambivalencia.
Etapa
Fálica: A los 3 ½ años hasta los 6 años.
El niño descubre los órganos sexuales a causa de su micción y por el
tocamiento repetido de la higienización, los niños tienen juegos eróticos
manuales y descubren la diferencia de
género. A medida de que el niño crece, la madre deja de ocuparse de él en forma
exclusiva y el niño comprende que a pesar de que su madre es el único amor,
ella puede alejarse por otros intereses que tenga. Pero el padre y sus hermanos
se trasforman en sus rivales y se esboza el origen de los celos. La niña se
identifica con su madre y viste con sus ropas, se pinta y se pone adornos como
lo hace su madre. El niño se entrega a juegos más agresivos, juega con palos
que los transforma en fusiles y revólveres y se complace en ordenar y dar miedo
y cuando puede se pone la ropa de su padre. A los 4 ½ años el varón juega en
golpear y matar a su padre y en acaparar la ternura de su madre, le
promete casarse con ella y darle muchos regalos y tener hijos, en esta etapa
juega papel preponderante el complejo de Edipo. La niña a los 3 ½ años vive un
período similar. Es seductora con el padre, coqueta, afectuosa. Muchas veces
los padres los mandan a jugar solos para estar en intimidad, el niño se siente
impotente y celoso. En el complejo de Edipo en el varón, los niños tienen la
creencia que todos los hombres y mujeres tienen pene, el niño tiene temor de
perder su pene, que le produce ansiedad de castración, el niño se aleja de su
madre y a los tres o cuatro años el niño se comporta con su madre como si fuera
un adulto, quiere ocupar el lugar de su padre y tiene deseos agresivos de matar
a su padre, lo subestima y lo cela porque es un rival frente a su objeto de
amor. El niño declina su agresividad para poder identificarse con él. Hay una
doble actitud de rivalidad, por un lado quiere reemplazarlo, pero también
quiere imitarlo. En su competencia con el padre tiene ansiedad de castración,
si no supera esta etapa puede tener trastornos en su sexualidad y personalidad.
Al finalizar el complejo de Edipo, el niño se puede comunicar con otras
personas diferentes a su contexto familiar.
La niña a
los 3 ½ años se da cuenta que existen otras personas poseedoras del pene que
ella no tiene, pero se resigna creyendo que algún día le crecerá, pero observa
que su madre nunca lo ha tenido. El interés de la niña se desplaza hacia su
cuerpo y cara, se adorna, se peina, se pone collares y flores en el pelo. Esto
actitudes en compensación a lo que ha tenido que renunciar, el pene. Inicia una
conquista hacia su padre que si lo tiene, desea tenerlo como marido y tiene
fantasías y conductas agresivas, desea matar a su madre para quedarse con el
padre. Si en la adolescencia el padre no la estimula para que conozca otros
chicos, le prohíbe y le coarta sus deseos, no le permite expandirse
socialmente, el niño o la niña se vuelven inseguros lo que le origina
dificultades en el aprendizaje o se sienten impedidos para socializar con otras
personas. En la adolescencia tienen capacidad para el coito y para la
reproducción.
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